Canta el viento, una melodía en soledad,
su eco lleva suspiros de una verdad.
Era un amor que ardía como el sol,
ahora es ceniza en el rincón del dolor.
La guitarra llora, sus cuerdas quebradas,
cada nota recuerda promesas calladas.
Un beso fugaz, un adiós sin mirar,
y el alma vacía que no sabe esperar.
Las estrellas observan, ya no brillan igual,
el cielo se nubla, todo es tan gris y fatal.
Las palabras se pierden en la fría canción,
es un lamento que desgarra el corazón.
Pero aún entre lágrimas, la música insiste,
construye un puente donde lo roto persiste.
Quizás entre acordes, encuentre la razón
de por qué el amor siempre canta su adiós.