Una sombra que danza, una pesadilla enloquecida,
una figura que salta sin cesar,
gira y gira en círculos sin fin,
ten cuidado, te atrapará.
Zigzagueando en su sueño, se remuerde en placer,
sin encanto, sin compasión,
sus ojos brillan con furia e intimidad,
se refugia en el caos de Babel.
Silencioso, actúa sin piedad,
es la crueldad que busca el poder,
una batalla sin consuelo,
que aterra su cordura,
y destroza su tenue libertad.
Su locura lo está matando,
nadie lo ayuda, solo lo juzgan,
condenan sin ver su triste realidad,
sin escuchar la amargura de su verdad,
pero no le importa,
juega con todo y se ríe de todos,
solo así es muy feliz.
Llora al ver las rosas, le recuerdan su amada,
sus pétalos frágiles y rojizos lo aturden en pesares...
Mas se enfada al ver la luna,
su blancura a oscuras le recuerda,
y su mirar, indiferente como la luz gibosa,
lo exaspera de olvidar...
Por eso solo prefiere soñar despierto,
es como bailar en una danza eterna...
sin luna ni noche, solo los dos,
al calor de la aurora,
cual sentir se enciende en sueños de neón...
Aparenta sentir, mas su corazón está doblegado
a hebras alucinógenas y espejismos de un pasado feliz...
Cual niñez...
Dejaron una huella imborrable,
de traumas incurables...
Que lo hacen reír sin parar en lágrimas de cristal...
Quizá lo encuentres siempre en el viejo bulevar,
sentado en su pupitre de madera gastada,
donde de joven conoció a su más tierna ilusión,
que como un cuervo le arrancó los ojos,
dejándolo tuerto de amor,
buscándola siempre, pero nunca la encuentra...
¿Será porque confundió el amor con su locura?
¿O porque simplemente está loco de amor?
No lo sé...
Solo sé que su locura lo consume,
lo envuelve en un torbellino de dolor y deseo,
y lo deja bailando en la sombra de su propia alma,
un alma que ya no sabe dónde termina la realidad
y dónde empieza la locura.