En un bosque lleno de vida y colores, vivía una pequeña hormiga llamada Tina. Tina era diferente a las demás: mientras sus compañeras trabajaban sin descanso recogiendo hojas y semillas, ella se distraía mirando las estrellas, escuchando el viento y preguntándose por qué el mundo era como era.
Un día, mientras paseaba, Tina encontró un árbol anciano que se alzaba en medio del bosque. Este árbol tenía un tronco tan ancho como un río y hojas que susurraban historias al viento. Intrigada, Tina decidió preguntarle al árbol:
—Árbol sabio, ¿Cómo aprendiste tanto sobre el mundo?
El árbol, con su voz profunda y amable, respondió:
—Pequeña hormiga, todo lo que sé lo aprendí observando y escuchando. Pero sobre todo, aprendí de aquellos que me enseñaron: el sol, la lluvia y los años. Si quieres ser como yo, debes buscar siempre aprender y esforzarte.
Tina, emocionada, regresó a su colonia y decidió que, además de trabajar, dedicaría tiempo a aprender todo lo que pudiera. Preguntó a las abejas sobre las flores, a las aves sobre los cielos, y a las lombrices sobre la tierra. Con el tiempo, Tina se convirtió en la hormiga más sabia del bosque, y gracias a su conocimiento, ayudó a su colonia a crecer y prosperar.
Moraleja: El aprendizaje nos hace crecer como personas y nos da las herramientas para enfrentar la vida con sabiduría y éxito. Estudiar nos permite ser mejores y ayudar a quienes nos rodean.
Justo Aldú
panameño
Derechos reservados / noviembre 2024.