EN EL INSTITUTO “HERMANOS AMORÓS”
Es curioso que, en el instituto, se ve a gente
a la que ya no se vuelve a ver
nunca, aunque se haya entablado una buena amistad,
a compañeros amables y agradables
o con su pizca de malicia sana,
de buen talante durante meses, años,
y se nota al primer golpe de vista
que los nuevos profesores son también gente honrada, pero
ya no los vuelves a ver.
Parece mentira que estas relaciones íntimas
terminen difuminándose
una y cien veces de manera abrupta
y que ya no quede nada más que decir.
Como si fuera una fábrica o una especie de laboratorio
de relaciones truncadas
y de tremendas ausencias.
¡Qué le vamos a hacer!
Un día decimos “hasta luego”
o “buen viaje” en la puerta del centro,
tras una despedida más o menos larga,
y punto en boca, y punto y final,
se monta en su auto
y ya no nos decimos nada
ni nos volvemos a ver.
Gaspar Jover Polo