Hay caminos escabrosos
con espigas muy letales;
hay caminos muy fatales
por sus vientos borrascosos
o por ser muy pantanosos.
Hay caminos infelices
que te dejan cicatrices;
y hay caminos inseguros
muy estrechos, muy oscuros
que por duros los maldices.
Hay caminos que son malos
que no admiten nunca el bien;
y aunque libres se les ven,
siempre albergan matapalos
con sus cortos intervalos.
Hay caminos que no quieres
porque en ellos más te hieres
con espinas dolorosas
que se vuelven infecciosas
y por eso, no prefieres.
Y hay caminos que caminan
aunque pongan en peligro
y por eso los denigro
si las vidas las espinan.
¿Cuáles son, los imaginan?
Son caminos abundantes
que tienen sus resultantes
ya sabrán de qué se trata
porque al paso los maltrata
si se vuelven desafiantes.
Así son esos caminos
para quien busca justicia
porque abunda la injusticia
y las sendas con espinos.
Pero sigan, peregrinos,
aunque tengan mil apuros
en caminos muy oscuros
empuñando la esperanza
como punta de una lanza
que labrando va futuros...