Te toco, te desgarro y te amo con mis dientes,
para transmutarte lentamente en pasión,
degustando yo del líquido en la pitanza de tu boca,
tenuemente, con atenciones, sutilezas y ternezas,
sujetándome de tu cabellera y deslizándome sobre tu faz,
para luego escalar tus cumbres y reposar en tu planicie,
y luego saciar dentro de tu refugio mi terquedad
y en nuestras dermis que se rozan con arrebato
voy a pintar nuestros nombres entrelazándolos,
tú bebiendo de mi pasión y yo probando de tu dulzura:
unificándonos como amantes para la eternidad.