Mis ojos se desgastaron de ver tu hermosura
Ya mis manos reconocen de lejos el Vaivén de tus caderas, puedo reconocer tu aliento con tal solo abrir mi ventana y sentir en mi pecho como se revuelca una loca pasión.
Cuando pasaste por la florería el invierno se llenó de flores, y pusiste sobre un ramo de girasoles tu tierna mano, y germinó una voz dulce, era yo quien nacía de aquel mágico contacto.
Ya te vas otra vez por las calles, y extrañaré cuando sienta el silencio de tu ausencia la voz que siguieron mis pasos hasta llegar a una alcoba donde tantas veces te besé apasionado, enamorado del amor.