ahora andas tú
como arandela metálica.
suelta,
dando libres bandazos
y vueltas.
llenando de ruidos
el vacío
que es el centro de mi corazón.
en tu testarudez de hechicera
siempre te sobró la confrontación.
pero es tu actitud de entrega
y tus gestos de aquel enero
una noche y frente al mar,
lo que yo quiero
como a un hilo de luna
volver a alcanzar.
esos perdigones anoréxicos...
(ojos tuyos)
¡ay amor!,
cómo duelen en la tempestad.
¡si tú supieras!
si tu supieras del trueque fantasmal
que acordé esta noche con la luna.
por una sola mirada tuya
en vez de esas fotografías robadas,
dobladas y mojadas
que a veces me toca contemplar...
yo pagaría con versos secos.