En los mares de confianza
navego sin miedo a la tormenta,
tu risa es la esperanza,
tu voz, la brisa lenta.
Tus ojos, faros en la noche,
iluminan mi destino incierto,
me guían sin reproche,
hacia un puerto siempre abierto.
Confío en tus abrazos,
en la calidez de tu mirada,
que deshace los lazos
del temor, sin decir nada.
En los mares de tu presencia
encuentro siempre bonanza,
contigo, la existencia
es un mar de confianza.