Por fin, puedo sentir sin deseo
el ardor que hizo que mis poros brillaran
en la noche de estrellas borrosas
impregnada con el olor
de los seres humanos solitarios
que mudan su piel urbana
para amarse con sinceridad
y después se bañan
con moléculas de aire
para mantener su resonancia
como instrumentos del amor.
HuGóS | 9-16-2012 | 3:30 a.m.