El poeta noruego Arme Garborg escribió: “Puedes comprar comida, pero no el apetito; puedes comprar medicinas, pero no la salud, camas cómodas, pero no el sueño placentero; libros, pero no la inteligencia; diversión, pero no el placer; votantes, pero no principios, ni fidelidad ni la PAZ”.
A los 17 años de edad, en una fuente de soda, asesiné en defensa propia a un individuo de unos 30 años, quién me empujó fuertemente al llamarle yo la atención por haber molestado a mi acompañante, una mujer bonita de unos 25 años, al darle un golpe cayó pegándose en el borde de la barra. Yo no sabía leer ni escribir. Pasado 40 años en la cárcel, 5 personas me entrevistaron para darme o no la libertad condicional.
Mi respuesta fue: no deseo la libertad, he pasado más de 2/3 de mi vida aquí, no sé desenvolverme fuera de este recinto, aquí fui violado a vista y paciencia de los gendarmes las 2 primeras semanas de haber sido internado, luego un señor piadoso y respetado me protegió, el era inocente de la muerte de su esposa como después se probó, ella tenía un amante quién cometió el crimen, pagó 20 años preso siendo inocente. Aquí, en la podredumbre completa de todo y todos, del sistema, me desenvuelvo; en esta escuela me he licenciado en el delito y académicamente. Qué pretenden, miserable, desvalido, prontuariado,... como estoy, me espera la muerte. No señores, les aseguro que me siento libre.
=================
De otra época:
Yo no te quise,
es cierto,
si no fueron 12 horas
el estar juntos,
sí, me gustaste;
qué te fijó a mi,
mi timidez,
el vivir en la calle desamparado y vulnerable,
la facilidad que tendrías para embaucarme,
mi juventud
o los chocolates y rosas que te ofrecí
al verte caminar hacia mí
preciosa, llamativa y perfumada;
cuánto te hubiese querido,
traviesa.