Jorge L Amarillo

Horas vacias


Transito el letargo de estas horas vacías
donde el aire se contagia de tanta soledad,
donde mi laberinto es un camino de monotonía
y la calma es un punto distante de alcanzar.
 
 
Puedo ver desde aquí retazos de mi propia vida
sentir lo despiadado que puede ser mi verdad,
puedo apostar a no hallar a mi sombra perdida
ni oír las palabras que ayer no quise yo escuchar.
 
 
Detrás de mí mis huellas por entre mis ruinas
con el tiempo envejeciendo a todo lo mortal,
y yo inmóvil viendo cómo todo se termina
contemplando mi presente entre tanta adversidad.
 
 
Pretenden caer mis lágrimas por mis pupilas
en un presagio que la muerte anda sola por acá,
mientras mi dolor se ampara en estas rimas
pues ignoro mañana quién será que las leerá.
 
 
Todo en mí es un puente donde la melancolía
despierta al otoño que está allí detrás del ventanal,
donde el viento me envenena con su brisa
y un Dios herido sobre la cruz me baja su pulgar.
 
 
Perdido en el propio rumbo y en la fe misma
sintiendo el cansancio de tenerme que arrastrar,
en el ostracismo de mis horas que pasan vacías
descubro que de a poco voy perdiendo mi lugar.