Ocurrió entre velos y medianoches cuando el suspiro de una luna cautivaba el humo de un cigarro prendido. La curiosa silueta se diluía entre vaivenes vacíos que sucumbían la tierra y hasta el peso mismo de su sombra.
Ocurrió cuando la noche se hacía aguas y desmembraba las ocultas estrellas que curiosas apuñalaban sus sentidos.
Ocurrió en un turbulento y desatado latido de un ocaso fuera de espacios y tiempos. En la loca locura un caballo púrpura al fondo; entre las ciénagas del cuerpo de una mujer desconocida y entre la ardiente locura que entre mareos le pedía escribir para sobrevivir; en el saber del abrupto sentir de que no había sido.
Sus ojos escuchaban hasta las hondonadas lejanas, que se hacían de pronto pantanos y lodos. A pesar de todo, la serenidad de su destino lo abrumaba.
¿Dónde estaba? ¿Quién era?...
Las preguntas estallaron como una bomba en su mente. Aturdido, en estado delirante e incompresible, un aullido, un grito gutural estalló en su garganta que rompió abrumador el silencio que él mismo se había impuesto.
Entonces sucedió: un talismán semicircular, con un ángulo recto y solo un punto, fue la respuesta.
Y así entre misteriosos vuelos y medianoches, entre humos de un cigarro perdido entre túneles, entre vaivenes vacíos, entre aguas desmembradas en ciénagas y el latido doloroso de su ocaso en este mundo, en la loca locura de saberse por fin un ser humano, tomó su pluma y dibujó antes de su poner fin a su vida : el signo de interrogación que entre sombras alucinadas e imaginarios había signado por siempre toda su existencia.
(Patricia)