Patricia Aznar Laffont

 El Talismán

Ocurrió entre velos y medianoches cuando el suspiro de una luna cautivaba el humo de un cigarro  prendido.  La curiosa silueta se diluía entre vaivenes vacíos que  sucumbían la tierra  y hasta el peso mismo de su sombra.

Ocurrió cuando la noche se hacía aguas y desmembraba  las ocultas estrellas que curiosas apuñalaban sus sentidos.

Ocurrió en un turbulento y desatado  latido de un ocaso fuera de espacios y tiempos. En la  loca locura un caballo púrpura al fondo; entre las  ciénagas del cuerpo  de una mujer desconocida y entre  la ardiente locura que entre mareos le pedía escribir para sobrevivir; en el saber del abrupto sentir de que no había sido.

 Sus ojos  escuchaban hasta las hondonadas lejanas, que se hacían de pronto pantanos y lodos.  A pesar de todo,  la serenidad de su destino lo abrumaba.

¿Dónde estaba? ¿Quién era?...

Las preguntas estallaron como una bomba en su mente. Aturdido, en estado delirante e incompresible, un aullido, un grito gutural estalló en su garganta que rompió  abrumador el  silencio que él mismo se había impuesto.

Entonces sucedió: un talismán semicircular, con un ángulo recto y solo un punto, fue la respuesta.

Y así entre misteriosos vuelos y medianoches,  entre humos de un cigarro perdido entre  túneles, entre  vaivenes vacíos, entre aguas desmembradas en ciénagas y el latido doloroso de su ocaso en este mundo, en la loca locura de saberse por fin un ser humano,  tomó su pluma y dibujó  antes de su poner fin  a su vida : el signo de interrogación que entre sombras alucinadas  e imaginarios había signado por siempre toda su existencia.

 

                                                                                      (Patricia)