El mundo parece tan ruidoso, pero todo lo que escucho es silencio dentro de mí. Me levanto, me visto, tal vez hasta sonrío. Pero dentro de mí, algo pesa.
Hoy, existir es un acto de valentía.
No porque esté enfrentando una guerra externa, sino porque la lucha está dentro de mí. Y aunque no se ve, la siento en cada parte de mi ser. Sé que hay días donde todo fluye, donde la vida parece sencilla, donde las pequeñas cosas se disfrutan sin esfuerzo. Pero hoy no es uno de esos días.
Hoy es el día en el que me reconozco valiente por simplemente estar aquí. Por decidir no rendirme, aun cuando una parte de mí quisiera desaparecer entre las sombras. Me doy el permiso de sentirme agotado, pero también me doy el crédito por continuar. Porque, aunque el mundo siga girando y la vida continúe su curso, mi esfuerzo de hoy no es menor
. Hoy me doy una pequeña victoria solo por existir.
Y tal vez mañana será diferente. Quizás mañana me despierte con menos peso en el alma, o tal vez no. Pero lo que importa es que hoy estoy aquí, resistiendo, luchando, sobreviviendo a mi manera.
Hay días en los que ser valiente no significa conquistar el mundo, sino simplemente levantarse y seguir, cuando no parece haber motivos suficientes para hacerlo.
Y eso, hoy, es suficiente.