Esas miradas que observan
esas miradas que clavan
son llagas de fino acero
luciendo en la madrugada.
Recuerdos que me penetran
y me traspasan el alma
noches de crudo invierno
sobre mi frente escarchada.
Recuerdo tus movimientos
como princesa encantada
sutil vaivén de caderas
que traías y llevabas.
Tu sonrisa cristalina
que siempre me regalabas…
Recuerdo tus suaves manos
jugueteando en mi cara
y la fruta de tus labios
que gentilmente me dabas.
Han pasado muchos años
mas recuerdo tus palabras
aquellas que me decías
con sutil sosiego y calma.
Recuerdo, pura inocencia,
mis manos sobre tu espalda
acariciándote el pelo
con ternura y esperanza.
Recuerdos, que aunque borrosos,
me están agitando el alma
preludio del frío invierno
y el tiempo que nos separa
tiempo que nos recuerda
como nos llegan las canas
sumidos en los recuerdos
que hieren como amenazas.