No conozco,
tus debilidades.
No sé, a qué hora
viajas con tu soledad,
ni cuándo arrojas
mis poemas al mar.
Partiste con tu barco,
cuando empezaba a soñar.
Te fuiste en cuerpo
y alma, sin mirar atrás.
¿Ahora,
pretendes que haga fila
en los acantilados,
para verte naufragar?