La otra noche, después de la nevada
los cañones hundieron nuestras flotas
pretendimos volar, como gaviotas,
para buscar su tumba abandonada.
Me dijiste, con voz entrecortada,
hablando de tu tirria a los patriotas:
ya no entiendo ese honor que hay en sus botas.
Quiero sentir calor en su mirada,
echo en falta momentos de ternura,
mas no escucho latir su corazón
ni el tacto de su mano en mi cintura.
Ya no encuentro en mi cama la emoción
de un ángel esgrimiendo su dulzura
sino el frío del rojo mar burlón.
Los vuelos de algún dron
dan muerte a pescadores y marinos.
Exijamos la paz, seamos dignos.
Imagen tomada de la red.
©María Teresa Fandiño Pérez
La Coruña
30/09/2024