En el silencio del no tiempo
tus alas acarician mi alma.
Te veo tan cierto
como un poderoso
rayo de sol.
Me uno a ti
en una vibración
celestial y enternecedora.
Lo hecho, hecho está.
Solo resta fluir en esta dulzura,
reconocernos nuevamente.
Continuar en servicio.
Las músicas eternas
Laudes, violines,
siembran en frescura de
violetas de rosas
los deleites sempiternos de las almas.
Todo vibra ,todo ama.
Todo siente.
Al fin,
como al principio,
las espiarles siderales se cierran
y se abren otra vez.
Los niños juegan en la orilla.
La eterna espuma rezagada
de guijarros se entrevera
con nuestros pies descalzos.
Todo sonríe a plena LUZ.
Gamuza