El tiempo es un celoso amante,
ha congelado mis ganas en una esfera
con el recelo del infinito universo
cuando al mirar tus ojos me pierdo.
Es mi cuerpo ahora de gélido cristal;
frío al paladar del indiferente invierno
y frágil al tempestuoso anhelo de sólo ser
una nube que humedezca tu sed.
Hoy, presa del silencioso deseo de decirte,
que soy quien le hace el amor al viento
y le susurra tu nombre en la oscuridad de la piel
aunque tus ojos no escuchen y tus oídos ofusquen.
Así permaneceré, gélida entre tus labios,
muda a tu realidad soñadora de saberme
como avecilla en el epitafio del cielo,
fiel lebrel anónimo bajo tu sombra.
Clavel Rojo
Alejandra P. Rodríguez Espinosa. Todos los derechos reservados.