Deudor de mil pesadillas,
estas cuadrículas, culebras,
me están dejando ciego,
de escribir a plomo, en su fineza…
y sordo, de tanta saña surtida…
Filósofos me cuestionan: ¿quién soy?
Realmente… ¿quieren saber… quién soy?
Minas sucumbidas bajo el tronco de larvas sedientas; estrago es el templo que se esconde en el…
oro que se arruga en los pechos de lo profano; maullarían al ser despojados, al limbo eterno…
Viajes y más viajes; al bosque me interno. ¿Cuál sustancia exótica me hará saber sobre el elixir de mal endémico que habita en mí?
Silbidos en ráfaga me rodean; reino tras reino se levantan…
Un tramo final por hallar, mas me buscan sin soltar la cuerda del porqué… Cual rumores y chismes… se tiñen en temor. ¿Por qué de aquel mocoso, un ser astral es su musa y su condena? Mas falacia no puede ser… sin distorsionar un poco la realidad… Del todo mal no están…