Aquí, en el alma, profundo, sin paz y con calma.
Aquí donde se forjan los cristales, los rubís y los diamantes.
Las verdaderas gemas eternas que valen solo en el pensamiento y el corazón.
Aquí en el ser, fuerte y firme;
suave y débil, vida y muerte.
Aquí se forja el verso eterno, que vive porque vuela,
Porque existe, porque suena.
Vive porque nació, porque resuena en el vacío,
y retumba en el silencio.
No importa si es temido, burlado o ignorado,
no existe ni vale por ser apreciado.
Vale porque existe, vive porque vive.
Aquí tan cerca como el viento y el cielo.
Tan lejos como el salto del corazón.
En la mente, en el alma y en el ser,
aquí me atacó el verso, reclamando texto,
vidas, suspiros e inspiración.