Subì los medanos en los basurales. Trepè palmeras de cogoyo paraguayo y nadé en los oasis contaminados de los caños rotos de las venas de Soldati.
En el centro escarabajos, abogados, arañas, cocineros, monjas y psiquiatras perpetuaban la trampa.
Serpientes enrolladas a los semafaros devoraban a ciegos y ancianas.
Lombrices gigantescas mas rosadas que un salmòn se enlazaban sobre los cuellos de los maniquies anaranjados del shopping
Los lobos olfateaban las camperas de corderito y mordìan en el culo a las vendedoras mas apetecibles.
La mancha de aceite que cubrìa la avenida era nido de patos de metal con picos de mercurio y ojos de sangre