No vengas a dolerte cuando muera
no acerques tu camino a mi momento
que no te empañe ya el remordimiento
no viertas una lágrima siquiera.
Ya no seré perpetua prisionera
de ataduras, ni esclava del tormento,
atrás habré dejado el sufrimiento
de tu olvido, tu freno y tu frontera.
Ya no habrá marcha atrás a la clemencia
no vengas como barco a la deriva
no ampares en la sombra tu indolencia.
No sufras, ya no llores en mi puerta,
lo que no resolviste estando viva
no lo resolverás después de muerta.