Le pido a Dios que, traiga alegría a mis días.
Qué el hada del bien perfume mis senderos.
Es cierto, desde que te fuiste vivo mi agonía.
Sí lloraré, eso sé, y qué pase ese lío, espero.
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Que mis días sean placenteros y llenos de fe.
Oro no pido, ya que con oro, no sé qué haría.
A veces, vale más una hora, con un rico café.
Si el amor no se vive, se muere en unos días.
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Yo ya escribí un pentagrama de notas para ti.
Voy cantando, así aparto del alma, las penas.
Hoy evoco esas horas que, contigo compartí.
Nada como la música, para revivir ese tema.
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¡Tarde supe que, la vida, es un hilo que se va.
Si este hilo se rompe, nos vamos, al más allá!