Quisiera sentarme en un lugar a solas a oscuras y hundirme en la bebida.
Olvidarme por unos instantes de esta maldita existencia y las mentiras.
Quisiera que, con cada trago, se curen o sanen algunas heridas de la vida.
Quiero sentarme y elevar mis pensamientos en alguna parte fuera del desastre.
Tomar con la mano ese vaso y lentamente llevar a mi boca mientras voy pensando.
Es que a veces necesito algo que me calme o me haga salir de mí al menos un rato.
No importa de qué tipo sea el alcohol o el color, sea whisky, vino, cerveza o ron.
Solo debo escapar de mi tristeza, mi mala suerte y esconderme de toda decepción.
Me imagino el líquido mojando mi garganta, amargo, agridulce o seco, da igual.
Solo tengo ganas de pensar en dejar de pensar; necesito escapar de mi realidad.
Este momento infernal, que no me suelta, que me pesa, hasta me cuesta respirar.
Camino en círculo, huyo sin dirección, no voy ninguna parte, corro en espiral.
Con hielo, sin hielo, en vaso de vidrio o plástico, que más da, solo quiero tomar.
Quiero sentarme y perderme en la bebida, supurando y cociendo viejas heridas.
No soy un borracho o alcohólico, solo quiero huir de la desesperación y la agonía.
Quisiera que todo cambie algún día, y la anhelada luz ilumine la oscuridad de mi pobre vida.