Decía, mientras terminaba de guardar mi tonto corazón en un cofre de mirra y odio.
Me miraba con altivez superior; una voz quebrajada, palpitante en la distancia, que nos inundaba.
Es irónico desear el desprecio de quien, ni a ruego, ni en verso volverá.
Me pides que no te odie, cual desgarrador favor. Será un enfermo dolor que quizá halle duelo en el consuelo al recitar tu adiós.
Dos barras se entralazan, amedrentadas por saber quién ríe al último.
Dice que soy muy celoso, contrariado, aislado del mundo.
Ay, de mis traumas que no me dejan, que no me quieren… Motivos sí hay, pero razones, ¡no!… Murieron hace bastante tiempo.
Ni siquiera yo me entiendo. Intento detenerte, mas me apresuro a alejarme, y tiritiritearte al olvido.
Creo verte venir, pero solo te vas, como un amor del ayer que no sabe si volver o comenzar de nuevo… Pero… ahora comprendo… créeme, que lo comprendo…
\"No eres tú, soy yo…\"