Salvador Galindo

Alguna vez dije que de mi boca

Alguna vez dije que de mi boca

Abortaría nuestra única promesa:

Que las palabras se mueren de hambre

Y que los instantes donde con ternura lo deseábamos todo,

Con sus disonancias y silencios,

No fueron sino una fatiga bendita,

La prueba de alguna maquiavélica voluntad

Deletreando, con una suerte de saña y clarividencia,

Cada uno de los versos que pintan

La ignota ambición de nuestras páginas en blanco.