Igual, no te conozca,
cada noche, con cada beso,
sobre cualquier cama o materia.
Igual, así lo prefiera,
derramando años entre mis dedos,
voy haciéndome viejo,
pero el tiempo se atrasa, se me detiene.
.
Igual, me imagino tímido de sangre,
finjo rareza sobre tus labios,
hago de lo último lo primero
finjo ser tu amante desconocido
y renazco como de la lluvia,
en el rubor cálido de las alquimias florales,
esa, que tu piel sostiene y prolonga.
.
!Amor!, te amo y te lo digo,
como si tu oído,
fuese la fontana de mis monedas y deseos íntimos.
Te lo digo, porque te sonrojas de amapola y fuego
y yo te beso y des-quemo
con la braza candente que me desborda .
.
Luego, más tarde, cuando duermas,
te preguntaré tu nombre,
quizás no lo sepa o no quiera acordarme.
Te lo preguntaré suavemente,
como así se preguntan,
las cosas que han de prolongarse,
para siempre.