Oh, luz de mi alma, ¿por qué tanto anhelo?
En la senda del amor, solo hay espinas y duelo.
Busco la estrella que brilla en el cielo,
pero la sombra me envuelve, atrapado en su velo.
Caminé en soledad, con versos como abrigo,
el amor me ha herido, ya no hay testigo.
Injusticias del mundo, desamor que me pesa,
me obligan a vagar, con el alma en tristeza.
Madre de mis esperanzas, confío en tu mirada,
tu rostro afligido guarda la ternura sembrada.
Capullo de belleza, fuego en tus labios,
en el cielo de tu ser, vuelo libre, sin agravios.
Conocí la pasión en un abrazo sincero,
eras la aurora brillante en mi sendero oscuro.
Tu esencia es refugio en el lamento profundo,
siento tu latido, un eco en este vasto mundo.
Y aunque el duelo me abrace en noches de silencio,
tu amor es mi ancla, mi rayo en el incienso.
Cuando el desamor acecha, tu luz me levanta,
en cada susurro, tu fuerza me encanta.