El andar entre la culpabilidad y el arrepentimiento es ancho; el oráculo no puede hacer nada cuando en la respuesta está el error. Así vamos y damos el paso y dejamos alguna que otra escultura pétrea.
En qué ronda la pregunta: \"¿Qué nos depara cuando nos proponemos aceptarnos?\", en donde antes del socorro nos inculcan hacer un cuestionamiento.
¿Quién no ha sufrido un pasmo? Dejando al seísmo sacudirlo, viéndose en el pedestal, cuando se duerme entre la lluvia para subsistir de nuevo. Así se baña la idiosincrasia para salir de nuevo.