Jaime Alberto Garzón

Sin hogar

 

Pienso en el alma que en las sombras camina,
sin rumbo, sin refugio, bajo la luna fría,
mientras otros duermen en su cama tranquila,
ajenos al llanto que al viento se enfría.

 

El viento arrastra su pena, su cansancio,
mientras en su cuerpo la lluvia hace estruendo,
y el hambre es un grito que llena de rabia,
en su pecho vacío, sin tregua, sin tiempo.

 

Nadie lo mira, ya no queda memoria,
de aquel ser que alguna vez soñó ser alguien,
y en sus ojos hay un eco de antiguas historias
que la tierra olvida, aunque a todos nos hable.

 

No sigamos pasando con mirada distante,
abramos el alma, dejemos la excusa,
pues amar es mirar al otro y ser constante,
tenderle la mano, ser luz que lo impulsa.

 

No más indiferencia ante quien nos espera,
ni el frío ni el hambre deben ser su condena.
Que el amor transforme nuestra vida entera,
y en cada rostro veamos la huella divina.