Amanecer a la vida
Con dieciocho años aún
cuando no amanece la vida,
percibí el olor a muerte.
Sentir dolor en él alma
atrapado los suspiros
en dos cajitas blancas.
La muerte llegó apenas
había nacido, y morir
aún no he vivido.
Juventud ahogada en llanto
sin razón que alivio diera
¡Tan lejos de los míos!
La ilusión quedó en sabanita blanca,
bordadas con fino hilo
con florecitas decoradas.
De noches hasta él amanece
para uno, el hatillo preparaba
sin aviso, dos angelitos llegaban
Dio a los angelitos se llevó
para que felices fueran
no quería que la vida sufrieran.
Las cunas vacías quedaron
y mi corazón engrandecido
sangrànte se rompía.