Gustavo Echegaray

Insomnio

Otra vez el insomnio,

ladrón furtivo,

se apodera de  la noche,

ingresa por la ventana,

extiende  sus alas negras,

sacude los sueños,

y los deja tirados

como hojas en el suelo.

 

El reloj mastica las sombras,

escupe su tic-tac en mi cara;

yo lo miro desarmado,

con el insomnio sentado en mi cama

como un  amigo incómodo

que no tiene cuándo marcharse.

 

La luna es un ojo borracho,

me mira y me deja solo,

mientras  el insomnio fuma

y me llena el cuarto de humo,

de preguntas y acertijos.

Yo le digo que se calle,

pero el se ríe y me muerde

con furia los párpados.