\"Una madrugada más, una como cualquier otra te esperé en mi ventana de cristales empañados.
Pasaste, un breve encuentro, una gata de techo en techo y un pañuelo cubriendo mis ojos, una sonrisa ilusa, cariño, risas y sonrisas, sonrojos y sudor, estupor nocturno de noviembre.
Y la puerta de mi casa entreabierta, es como si no supieras lo tanto que deseo verte su arco cruzar.
Es como si no quisieras escucharme gritarle al silencio, ése que lanza mi absorta mirada que se pierde en el firmamento, en la eterna noche crepuscular.
Un juego cualquiera que no siempre quiero jugar.
Se bien que no te importa hacerme esperar, pero mi paciencia desaparece junto a mi sanidad mental a pasos agigantados, me veo en el espejo y en ocasiones no me reconozco.
Y así aparece tú sonrisa con el manto nocturno, llena mi vida con tu cariño furtivo.
Se muy bien que por más que quiera el gozo de las sábanas perfumadas con tu fragancia, en esta vida no podrá ser eterno, pero estos momentos fugaces valen más que la vida eterna sin ti en mis madrugadas.
Canta conmigo coralillo bicolor, verde y amarillo, sol y canela fulgor, de noche eres y de día no.
Flecha envenenada con el líquido de tu boca, mirada asesina, escamas sangrientas que me matan lentamente y me transportan a la locura de tus pechos y el camino al sur de tu Monte Venus, al paraíso de tu amor.
luego la tristeza invade mi alma al verte recoger tus íntimas prendas y emprender el viaje de regreso con el alba de un nuevo día y con su brillante luz, la cuenta regresiva a mis fantásticos sueños con la ciudad de la noche eterna.\"
Eternas lunas.