Sin rostro no hay libertad
Cuantos cuartos,
de paredes cuatro,
cemento barato;
mi cara
en la pared
y en la pared
un retrato,
mi nariz
en el suelo
y en el suelo
otro retrato;
quien osa descontrolar
lo que no puedo controlar,
me descontrola sin pensar
tanto que no me e vuelto a acomodar.
Dime reloj, si tu timbre es de despertador
o es solo la conversación
que se sostiene con otros en el mirador.
Sin rostro, danzo pisando hierba en el estadio,
sin cara, la vergüenza me mata,
mas me descontrolo con dilemas y adagios
que me leen con el té bellas ratas,
busco entre estrellas viejos presagios
que adivinan mi futuro, mis pasos delatan.
Soy el silencio de la media noche
canción de cuna al dueño del desvelo,
mi alma sigue castigada por reproches
mientras se oculta la cara culta con un velo;
piso el césped fresco, ya no bailo
ahora canto, desentonado, sin boca;
pues sin rostro no hay boca,
sin boca no hay voz,
sin voz no hay canción,
sin canción no hay libertad...