En la brisa suave del alba resplandece,
una pena antigua que el viento mece.
He venido del tiempo, viajero errante,
buscando en tus ojos el amor distante.
Como el rocío que besa la flor,
mi alma se aferra a un susurro, un clamor.
Recuerdo el instante en que nuestras manos,
se encontraron en un mundo de veranos.
Bajo el cielo estrellado, compartimos secretos,
susurros de sueños, de anhelos discretos.
Por verte, mi vida se vuelve canción,
un eco eterno, un latido en mi corazón.
Cicatrices que el tiempo no ha de borrar,
en tus brazos, mi refugio, deseo hallar.
Mil veces te he amado, en sombras calladas,
y en cada despedida, quedan las miradas.
Corazón de paloma, suave y sincero,
anidando en mi sombra, un susurro ligero.
Tu nombre, un eco que en el viento se aferra,
como hojas que giran, danzando en la tierra.
En los campos dorados, donde el viento susurra,
te busco en cada sombra, en la luz que perdura.
Oh, fachinal de mis pampas, tu esencia me llama,
como el sol que despierta, encendiendo la llama.
En el vuelo del viento, mis pensamientos danzan,
y en la eternidad de tu amor, mi alma se lanza.
Si el tiempo nos quiebra, y la vida se apaga,
en cada recuerdo, tu luz siempre embriaga.
Así, aunque distante, seguiré mi camino,
con la esperanza viva de hallar tu destino.
En cada amanecer, en cada despedida,
tu amor será el faro que guíe mi vida.