Quiero un amor que me consuma,
que arda en mi pecho como un incendio eterno,
que me tiemblen las manos al pronunciar su nombre
y la piel me grite su ausencia
en cada rincón vacío de la noche.
Quiero un amor sin máscaras,
desnudo en su fragilidad,
honesto hasta doler,
que no tema las sombras
ni los días grises,
que abrace la tormenta
y baile bajo su lluvia.
Un amor que me mire como si yo fuera el horizonte,
como si cada palabra mía
fuera un verso que merece ser guardado.
Quiero un amor que devore el silencio
con besos que hablen más que mil promesas.
Anhelo un amor de pasión desbordada,
que incendie mi alma en cada caricia,
que no tenga miedo de perderse en mí,
ni yo en él,
porque en su caos encuentro mi refugio.
Quiero un amor que me haga volar,
pero que me enseñe a caminar descalza por su mundo,
un amor que no huya,
que se quede a construir,
a sanar,
a amar lo roto
y a celebrar lo intacto.
Quiero un amor que sea mío,
pero libre como el viento,
fiero como la verdad,
y dulce como el primer abrazo
que no necesita palabras.
Ese amor que aún no conozco,
pero que espero,
con deseo, pasión, y honestidad.