Te amo porque al mirarte, mi esencia florece,
y en tus brazos el caos de mi ser se serena;
porque al rozar tus labios, la vida parece
un poema eterno que el alma encadena.
Te amo, no por ti, sino por lo que inspiras,
por cómo transformas mi sombra en lucero;
es en tu luz que mi alma conspiras
a ser el gigante que jamás fui primero.
Contigo no soy el que teme y se oculta,
soy el que grita, el que vuela, el que arde;
y aunque el mundo con rencor me sepulta,
en ti soy libre, soy fuego, ¡ya nunca es tarde!
Tu amor no me salva; me hace divino,
me da las alas que yo no sabía;
eres el templo donde hallo el camino
de aquel que soñé y que hoy por fin sería.
Por eso te amo, porque al rozar tu vida,
se torna canto lo que fue lamento;
y en este mundo de senda perdida,
contigo soy cielo, contigo soy… el viento.