Yo te doy,
tú me das,
bien por los dos.
Yo te quito,
tú me quitas,
¿en tablas quedamos
o solo en apariencia?
Y toca reflexionar...
mas todo parece
un juego repetido.
¿Somos iguales?
Pensando con sinceridad:
cada cual en su inteligencia,
cada cual a su estilo,
cada cual y sus cosas...
Me suena y resuena
un tanto a desigual.