Jean Amador

Leerte en braile

Voy a leerte en braille

con las yemas de mis dedos concentradas

en los signos de tu pecho

y los surcos en tus nalgas. Voy

a descifrar cada palabra que no dicen esos labios que me ocultas.

 

Tu cuello será el prólogo, y mi lengua,

el autor de cada capítulo. Sentirás la introducción incluso antes de que te abra el libro…

 

No habrá pausas,

solo respiraciones rotas

y el roce de mis labios dibujando constelaciones en la curvatura de tu espalda.

 

Con su mudo lenguaje tu cuerpo me llama,

con la seca humedad que florece entre tus piernas,

una confesión líquida que mis manos desnudan

sin pudor ni elegancia.

 

El roce lento, el apretar y el soltar.

La precisión con la que te recorro,

como si supiera que tu abismo

es un cielo al que solo se llega cayendo.

 

Te haré mía sin que pronuncies mi nombre,

porque no hay necesidad de palabras

cuando el universo completo se quiebra

bajo el peso de nuestros cuerpos corruptos…

 

Voy a desbordarte,

a hacerte perder la noción del tiempo, la conciencia,

y una segunda última virginidad (si es necesario).

 

Hare que tiemble tu piel como un terremoto,

que tu voz se vuelva un grito que rasgue la noche.

 

Voy a sostenerte al borde del vacío

y soltarte justo cuando te des cuenta

de que lo único que importa es caer.

 

Y cuando llegue ese instante,

cuando tu mundo se parta en dos,

cuando no quede nada más que tu cuerpo indefenso y temblando,

cuando te falle la respiración y tú cintura se niegue a seguir remando…

dibujaré una despedida con mis dientes

en la curva oculta de tu espalda.

No será un adiós, será una sentencia:

llevarás mi marca donde nadie la vea,

pero todos la sientan.