SOLTAR
Eran casi cuatro años
de pura inocencia,
el mundo por descubrir.
La vida le iba mostrando
cada día una experiencia
y esa tarde de domingo
llegó su primera mascota.
Su amor por los animales
nunca estuvo en entredicho.
Quizás sea que la infancia
nos permite estar más cerca,
a medida que crecemos
nos llenamos de artificio,
dejamos de ser naturales.
Era, Tom,
un conejillo de Indias;
la ternura y suavidad
en él cobraban la vida,
-eso mismo transmitía,
por eso le gustaba tanto-
Con el pasar de los días
la cosa se complicó:
-Situación insostenible,
la cantidad de excrementos
que aquel animal producía-
Sus padres estaban hartos,
aquello era un error.
En su afán de libertad
el niño dejaba suelto
todo el rato al animal
y esa fue su perdición,
así se fraguó el engaño.
¿Acaso no te da pena
tenerlo siempre encerrado?
Estos seres necesitan
cielo abierto, verdes prados
han de sentirse libres.
Y era tanto el amor
que por su amigo sentía
que accedió sin dudarlo
a liberarlo en el campo.
Fue una hermosa sensación
sacrificarse por eso.
Buscando su felicidad
no le importó perderlo.
Se fue sin mirar atrás.
Al verlo marchar presentía
su agradeciemiento.
Lo supo poco después,
no pasó una sola noche,
no disfrutó su momento.
¡Se lo comieron las ratas!
Y no acaba ahí la historia.
Muy pocos años después
volvió a caer en la trampa.
Al pasar por el mercado,
con su padre de la mano,
se encaprichó de un patito,
le conmovió su orfandad.
Un animal tan bonito
debía ser rescatado
y lo acogió en su hogar.
Patuchas, lo comprendió;
ese niño era su madre,
le ofrecía compañía,
comida, casa, seguridad.
Le seguía a todos lados
a sus pies se le dormía,
la paz que le transmitía
no se pagaba con nada.
Pero el patito creció,
ese ser nació con alas,
volar libre era el destino
y entre paredes cerradas
su vida perdía el sentido.
La amistad de su vecino
le ofreció la solución,
tenía una huerta cercana
con gallinas y demás;
allí podría ser libre
y crecer como es debido.
No duró ni una semana
¡El perro se lo comió!
Hoy en día tiene un gato
¿Existe animal más grato?
Su esencia es la libertad
y después de tantos años,
se lo ha dejado muy claro:
debes dejarme a mi aire,
debo poder decidir,
y si me firmas el trato
elijo quedarme contigo.
La cosa va de animales,
no se puede comparar,
pero a veces yo me digo
¿Acaso esas mismas leyes
no se pueden aplicar
a nuestros seres queridos?
Noble causa, no lo dudo,
es ofrecer libertad,
si la cosa se complica
debemos dejarles marchar.
Pero queda demostrado
que no siempre es lo mejor,
a veces hay que quedarse,
pelearlo,
buscar otra solución
por lo que pueda pasar.
Total…
Para irse siempre hay tiempo.
LUJITAR (8-7-23)