He decidido escribirte un poema,
No precisamente por amarte,
Sino, por la maldita y tonta bohemia,
Por la pena de olvidarte.
Y no quiero decir que ya no te amo,
Pues lo haré incluso después de partir de este mundo,
Pero ya no puedo decírtelo cada mañana,
Decírtelo cada que me venga en gana.
Vivimos tantos momentos,
Unos más hermosos que otros,
Pero ninguno tan perfecto como tú,
Bailamos serenos varias veces,
Una melodía lenta pero complaciente,
Con ganas de besar tus labios sonrientes,
Y perderme en el infinito paraíso de tus labios.
Te amo,
No dejare de hacerlo nunca,
Una oportunidad más te pido,
Una última antes del adiós.
Un último beso,
Un último baile,
Volvámonos a enamorarnos,
Como en aquel hotel, aquella noche,
Aquel beso, aquel abrazo,
Aquellos jóvenes enamorados,
Aquella pulsera, ¿La recuerdas?
Una última vez,
Pero esta vez triunfemos,
Entendámonos, sintámonos,
Y sobre todo amémonos hasta después de la muerte,
Nunca me dejes ir,
Porque yo tampoco lo haré.
Gritare que te amo,
y sobre todo, te lo demostraré.