En un bello jardín de amor naciste,
con pétalos suaves y exótica fragancia.
Eres la consentida de mi cariño,
el tesoro más deseado desdé niño.
Aunque tus espinas hieran la piel,
el amor que entregas sabe a miel.
Cada herida se torna en agradecimiento,
por ser tú la flor de mi sentimiento.
Rosa, reina de este corazón rendido,
consentida del viento y el rocío,
tu amor es eterno, nunca se marchita,
mi alma contigo siempre palpitara.
G3