El calor del amor
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Cuando me miran tus ojos, ambiciono hacer eternos
esos benditos momentos que le dan color mi vida,
fortaleces mis cimientos sin apremio ni medida,
tienes calor a manojos cuando llegan los inviernos.
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Por ti me rindo de hinojos, me incitas gozos internos
de llamativos acentos, dejando a mi alma rendida,
repleta de sentimientos y de tu pasión henchida.
Eres flor de los cerrojos que engalana mis cuadernos.
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El haberte conocido fue celeste bendición,
me inundó la fantasía con tu risueña frescura
un presente bendecido que apresó mi corazón.
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Contigo la travesía no requiere de armadura
porque todo está regido por transparente pasión
rebosante de armonía que demuestra tu blancura.