Freddy Kalvo

El sapo, el escorpiĆ³n y el globo

Un arácnido malvado

se detuvo frente al río

el que ya había cruzado

sobre un sapo, como un crío.

 

Esa vez mató aquel sapo

ensartando su aguijón

con natura, sin solapo,

y también sin compasión.

 

Ese día en la rivera

otro sapo lo miraba

y el arácnido a la espera

sutilmente le danzaba.

 

Se acercó para pedirle

que en su lomo lo llevara;

y el batracio, ya al oírle,

hizo que mejor saltara.

 

Se alejó del alacrán

antes que este lo picara

los que leen ya sabrán

lo que “Esopo nos dejara”.

 

Y en el agua cayó un globo

que el arácnido miró

y de listo pasó a bobo

y en el globo se subió.

 

Y flotando en aquel río

su natura resurgió:

«Pinchó el globo y fue al vacío

y en el río se ahogó».

 

Quedan hoy dos moralejas

que también tienen sus creces:

«Quien no olvida cosas viejas,

no tropezará dos veces…

 

…La maldad pesar tributa,

pues resulta muy ingrata;

y quien su maldad disfruta,

su maldad también lo mata».