Le entregó un poco de ese sueño,
su fragmento más etéreo,
le temblaba la mirada,
era apenas un pequeño
de voluntad extraviada
y corazón en desvelo.
Volvió a suspirar profundo…
había despertado lejos,
onírico e iracundo, se sintió,
un poco extraña la noción,
pertenecía a otro mundo,
en este no había reflejos.
El fragmento entregado
era aquel que del sueño
te hace despertar de inmediato,
se dio cuenta de ello después de un rato,
incompleto, marcho con rumbo sureño,
pues ahora su vida había olvidado…