Solo hay desolación, con cada emboscada, una lágrima derramada.
El dolor de las personas que amas,
los gritos de los infantes y el dolor de las madres.
Resuena el eco del llanto en el alma,
el pequeño infante, diciendo en su lenguaje que quiere solo paz,
y para la guerra, nada.
El murmullo de la gente y su avaricia,
dejando sin nada al que clama en versos la tragedia de su patria,
diciendo en cada estrofa:
Para la guerra, nada.
El trovador enmudece, inerte por las balas,
un inocente que a la guerra llega por codicia de la gente,
su inocencia perdió.
Grita el eco del alma callada en súplicas negadas,
del verso narrado de mi patria.