Si te nombro no te olvido,
si te olvido no te nombro,
voy a optar por recordarte
y así esto tendrá sentido.
Oppidum romano antiguo
deja que te rememore;
invoco ahora tu nombre,
la gran ciudad de Baetulo.
Perla en el mediterráneo,
de bajeles constructora;
orgullosa urbe de antaño,
cómo debes verte ahora.
Fuiste crisol de culturas,
de mil nacionalidades;
hogar final de inmigrantes
y gentes trabajadoras.
De los mikakos la patria
de badius y blancas barcas
de las calles empedradas
de mi ciudad milenaria.
Hasta vino el Genovés
para rendir pleitesía
ante los Católicos reyes
al volver de la Antillas.
Del baloncesto regazo,
músicos, poetas, pintores,
y del mundo subterráneo
insignes exploradores.
Ciudad industrial icono
con su puente petrolero
cuna del Anís del Mono
y del movimiento obrero.
La tierra donde yo crecí,
mi entrañable Badalona;
ya en tus calles descubrí
todo lo que me alecciona.
Años de mi adolescencia,
época que ahora evoco;
de toda aquella existencia
queda nada o bien poco.
Si tu donde vas preguntas,
siempre hay entre la gente
un gallego, otro aragonés
y el de Badalona presente.
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