Hora del deceso 16:09, aún yace tibio.
Herramientas, doctor, la autopsia debe dar inicio.
Era tan sano, tan vigoroso
¿Quién pensaría que sería tan efímero?
Examinemos el tejido, se ven muchas palabras, muchos dichos.
No hay señales de dolor, tampoco de martirio,
Fue casi como morir de un suspiro.
Pero los traumas no son leves, debe haber más indicios.
¿Cómo pudo morir así?
Profundicemos, debe haber trazos,
signos de desdén en este lecho frío,
ocultos en la moribunda conciencia
del que alguna vez estuvo vivo
Busque huellas de traición, Doctor,
bajo el esternón, tengo listo el escalpelo
revise cada vaso, cada arteria sin temor
la tierra está seca pero esta muerte la grita el cielo
No hay rastros de engaño ni desapego,
el cuerpo yace gélido, las lágrimas sin furor ni fuego,
y el rostro pálido pero raramente tranquilo.
¿Cómo pudo morir así?
Intentemos una vez más, con una incisión entre las costillas,
si el corazón calla, la verdad yace en la orilla
¡Eureka! huesos rotos, algunos lesionados,
señales claras de un daño brutal,
esto fue un crimen de desamor sin piedad.
Redactemos el informe, detallando cada descubrimiento,
que las autoridades entiendan que tal suceso no puede quedar en encubrimiento,
no es tiempo aún para la cremación;
este acto cruel de desdén debe ser revelado.
Aquel día, los registros se colmaron,
las noticias difundieron el eco de un homicidio,
y el cuerpo, llevado a la morgue en silencio cruel,
yacía sin sepultura sagrada, esperando más indagaciones.
Lo que el silencio oculta es que ni el cadáver sabía
¿Cómo pudo morir así?