A mis diez años, recuerdo,
ver, a otro amigo embobado.
miraba un rostro rosado,
de una mujer; yo me acuerdo.
Pregunté,¿por qué la miras?
No me preguntes muchacho;
estas, son cosas de macho;
yo, no te digo mentiras.
lo podrás comprender, pronto.
Crece, te hace mucha falta,
normal, duda que te asalta,
es que aún, estas muy tonto.
Pronto vas a comprender,
¡para qué, es una mujer!
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
29/Nov/2024